Excursioncita a Blaubeuren
Después de mi visita a Ulm fui a Blaubeuren, que está sólo a 10 min en tren. Este pueblo es precioso y desde luego merece una visita con tiempo.
Duración de la visita: al principio creía que lo iba a ver en 30 minutos, pero me he tirado desde las 14:26 hasta las 19:30 andando a ful y viendo cosas, y podría haberme estado más tiempo.
Ruta: la página de turismo de Blaubeuren recomienda 3 rutas de senderismo, pero yo creo que el trayecto que he seguido yo, aunque dura 5 o 6 horas y es algo agotador, le saca bastante más provecho saca al pueblo.
Ronda por el pueblo
He empezado subiendo a la colina a la izquierda de la estación (Weilersteig), que tiene buenas vistas, pero no son nada comparadas con otras que vi más adelante (no recomendaría subir por aquí si no se tiene mucho tiempo, esto es lo que se conoce como la ruta Panoramaweg).
Después he bajado al pueblo y en poco tiempo he visto todas las casitas tradicionales: las Gästhause y hoteles como el Ochsen, la Iglesia evangélica, el Friedhof (cementerio), el Kloster (monasterio), las plazas y el Ayuntamiento. Hay algunas rodeadas de canales realmente encantadoras, como salidas de un cuento de los hermanos Grimm.
Es especialmente recomendable pasarse por el mágico Gerberviertel.
Un misterioso lago azul
Después he subido al norte y ahí ya había bastantes más turistas (aunque no muchos, para ser domingo), saliendo de la atracción turística número uno del pueblo. Al fondo del pueblo se encuentra el famoso estanque Blautopf. En realidad es bastante pequeñito.
Me he maravillado con su color azul, aunque el brillo de las nubes de lluvia grises hacía que también una parte del agua se viera blanca. Me pregunto si se verá incluso más azul en días de sol y de mayor caudal.
Una estatua de una sirena, llamada la hermosa Lau, nos aparece nada más llegar al estanque. Alrededor de ella existe una leyenda, contada por Eduard Mörike en su romántico cuento Die Historie von der schönen Lau (de mediados del s.XIX).
Junto al lago está la historische Hammerschmiede (herrería de estilo medieval), cuyo molino es accionado por el propio cauce del río. Hay muchos banquitos para que la gente se siente y lo contemple en tranquilidad.
Por debajo de este estanque hay una cueva secreta (Blautopfhöhle) que hará las delicias de los amantes del buceo y la espeleología. Pero es necesario estar bien entrenado para poder ver estas maravillas subterráneas dado su peligrosidad. Para verlas tenemos que pedir permiso desde un formulario en línea en la web del ayuntamiento de Blaubeuren, y cuesta unos 100 €.
El público general nos tendremos que conformar viendo solo las fotos de la web de la cueva. O podemos entrar en la herrería o por 1,5 € y ver un vídeo de la cueva por 2,5 €. La Hammerschmiede solo está abierta desde el Domingo de Ramos hasta el 1 de noviembre.
Una vista otoñal multicolor desde las colinas
Pero este estanque no es la única maravilla de color que se puede ver en Blaubeuren, especialmente si se visita en otoño. Se puede bordear el lago por arriba y después seguir al este, siguiendo un poco el cauce del río (Mühlweg), que tiene siempre cisnes y también mucha alga.
Desde Mühlweg hay varios senderos a escoger. Yo seguí una ruta que llevaba hasta las ruinas de un castillo del s. XI, el Russenschloss o Hohengerhausen, en lo alto de una colina. Caminando por Mühlweg, en un momento empiezan a salir señales que indican cómo seguir la ruta hasta Rusenschloss. En cierto momento hay que separarse del río Blau para internarse colina arriba a través del bosque. Si ves un tocón de árbol con unos ojos pintados y luego otro que parece que se lo han comido las termitas, vas bien encaminado.
Una vez en las ruinas de la cima me he sorprendido con lo que no me esperaba encontrar. El sol acababa de salir y hacía relucir los colores del otoño: rojos, amarillos, naranjas, burdeos… Es un poco costoso subir hasta esa roca pero merece la pena la vista del pueblo desde ahí.
A la bajada hay tramos que se puede bajar corriendo para ahorrar tiempo y hacer menos daño a nuestros meniscos. Pero uno no puede fiarse de los caminos que se ven en Google maps porque esos no son los que realmente hay, más bien uno tiene que utilizar su instinto para saber por qué camino se debe bajar de nuevo al pueblo.
Ya en la parte sureste del pueblo, es obligatorio pasearse por una calle que se llama Riedweg, desde ahí verás a lo lejos el Russenschloss en el que acabas de estar y también, si es por la tarde y hace sol, será super deslumbrante la caída de los rayos del sol sobre la montaña mientras vas siguiendo el río Blau, también lleno de cisnes por cierto. Esta zona no tiene edificios sino campos de cultivo.
A continuación, se debe hacer otro esfuerzo y volver a subir otra colina que se llama Ruckenberg. Tiene otras vistas de todo el pueblo increíbles y bancos para tomarse ahí el bocata tan en la gloria. También hay una cruz en la cima, dedicada a las víctimas de las guerras. La bajada desde esa colina vuelve a ser un poco por instinto porque los mapas de Google Maps y las señales no nos ayudan mucho.