Atrapada en mitad de los Alpes, está Innsbruck o Insbruck en español. En esta región la nieve perdura más tiempo que en otras partes de Alemania o Austria. Hay ciudades que prefieren el invierno y a Innsbruck el manto blanco le sienta estupendo.
Llegada en tren
Tren desde Alemania: 15,1 € me costó el trayecto de ida y vuelta desde Mittenwald (Alemania) hasta Innsbruck y tarda 1 hora.
El tren desde Garmish-Partenkirchen pasa por Mittenwald para adentrarse en Austria. El trayecto serpentea por la montaña hasta llegar hasta Innsbruck, lo que permite ver desde las alturas pequeñas ciudades y pueblecitos nevados como Seefeld in Tirol (también con pistas de esquí), Reith y Kematen in Tirol.
Llegando desde Garmish-Partenkirchen no es obligatorio bajarse en la estación central de Innsbruck (Hauptbahnhof): desde la estación de Innsbruck Hötting también estás cerca del centro por la parte del río, y desde la estación de Innsbruck-West también se está a pocos minutos de la calle principal de la ciudad.
Paseo por Innsbruck
Innsbruck no es una ciudad grande, se ve en un día. Llegué en un día de mucho frío y viento y lo sufrí un poco.
Nada más salir de la estación central, siguiendo todo de frente se llega a la Triumphpforte (Puertadel Triunfo). Desde ahí, sigues dirección norte y atraviesas la calle principal de la ciudad con todas las tiendas caras y la columna de Ana (Annasäule). Sigues hacia el norte pasando por la calle Herzog-Friedrich-Straße y ves la Stadtturm (la torre con el reloj) y al final el «tejadillo de oro» (Goldenes Dachl). Desde allí puedes ir a la derecha para ver el Hofkirche (iglesia con unas estatuas góticas preciosas) y luego hacia el norte si quieres dar una vuelta por el parque; o desde el tejadillo hacia la izquierda para cruzar un puente sobre el río Inn o Eno y ver una hermosa vista de Innsbruck desde el otro lado.
Si subes el monte que hay a este lado del río puedes llegar al zoo, o lo que es más interesante, subir para ver unas de las mejores vistas de la ciudad. Por desgracia, aquí tenemos otra vez el problema de la gente que se ha privatizado trozos de monte para tener las mejores vistas solo para ellos y tapar los miradores para el resto de la gente.
Así que por ejemplo, no merece la pena seguir el tortuoso caminito que sale justo al norte del zoo para subir hasta la zona residencial que rodea el teleférico Seegrube que va a las pistas de esquí. En esta zona residencial, si no se toma el teleférico, no hay ningún mirador bonito, solo una granja de cerdos y un montón de casas privadas tapando el panorama.
Sugerencia de mirador: merece la pena subir por Riedgasse y luego por Höhenstrasse, para asomarse por el mirador del hotel Gasthof Ölberg, que es precioso. Hay que tener cuidado con los caminitos para subir aquí en invierno, si el hielo está derretido es imposible usar algunos tramos porque resbala y no hay donde agarrarse, mejor usar el camino de la carretera.
La montaña es lo que le da la personalidad a la ciudad, los atardeceres aquí son una joya. Cuando anochece, la montaña deja de verse en Innsbruck, pero el «tejadillo de oro» adquiere un aura especial.
Otras ofertas y atractivos de Innsbruck
Existe la Innsbruck card, que vale 33 € por persona por día, y que te permite entrar «gratis» en algunos museos y palacios y obtener algún descuento en otros. Puedes ver más información en su web oficial.
Esa tarjeta también te incluye la entrada en el Swarovski Kristallwelten, o los mundos de cristal de Swarovski, que de por sí vale 19 €.
Este sitio es un museo de arte moderno con obras algo estrafalarias hechas con cristales de Swarovski, con jardines y, por supuesto, una tienda. Yo me estuve planteando ir, pero finalmente me eché para atrás por el precio tan desorbitado, y después de todo… no me parecía tan especial. Es solo un emblema del consumismo moderno, ninguno de los productos que hay ahí tienen valor histórico, mucho más interesante sería ir a cualquier museo con joyas de verdad. De todos modos, por las fotos que se ven en internet pienso que el sitio le podría gustar a las personas fantasiosas, que les encanten las cosas brillantes y con aura de cuento de Disney.
Obviamente, Innsbruck también es un destino concurrido en invierno por sus pistas de esquí, justo al lado de la ciudad.
Una cosa que yo no hice fue ver el blanco Palacio Ambras, justo en dirección contraria al centro histórico, y a una hora a pie. Dentro hay algunas obras de pintores españoles.