En junio me enteré de que me habían seleccionado para el programa de Auxiliares de Conversación en Alemania. Seguramente fui de las personas que más temprano se fueron para Alemania, a finales de julio ya estaba allí, aunque las clases empezaban en septiembre. Me fui antes para dejar listos los temas de buscar alojamiento cuando antes, pero ya de paso, aproveché para hacer turismo.
En vez de tomar el vuelo directamente desde España a Alemania, fui a Eslovenia para pasar allí unos días con unos amigos. Y desde Eslovenia subí luego a Baviera en Blablacar.
Ruta: Almería ->(Blablacar)->Aeropuerto de Málaga->17:55 (avión Ryanair)->20:35 Aeropuerto Venecia-Treviso (Italia)->22:45 (mini bus Goopti)-> ~1:00 a.m. Liubliana
Precios:
- 13,14 € el Blablacar (2 personas)
- 62,2 € el vuelo de Ryanair de Málaga a Treviso + 30 € una maleta extra facturada
- 28 € el minibús Goopti de Treviso a Liubliana
Para ir hasta Eslovenia primero tomo Blablacar desde Almería a Málaga y me toca con un tío bastante apañado que habla mucho y tiene muchas experiencias que contar. Al tío le gustaba el submarinismo y había estado buceando en sitios muy chulos, gracias a que cuando hizo la mili le enseñaron a bucear.
Tras Blablacar, tocaba esperar en el aeropuerto de Málaga y después tomar el avión a Treviso.
Los autobuses Goopti
Ya en Treviso, otra vez de esperar a que viniera el minibús de una compañía llamada Goopti, que es la única manera de llegar a Eslovenia viniendo de un vuelo Low Cost.
El país es tan pequeño que ni siquiera renta tener unos medios de transporte adecuados. El tío del minibús va recogiendo a la gente de los aeropuertos o de donde sea en base a un algoritmo que mediante los datos que la gente introduce en la página web, calcula cómo deben de ir llenándose los minibuses y en qué orden se debe de recoger a la gente.
Está muy bien esta compañía porque te permite elegir exactamente dónde te va a dejar el minibus y te dan el teléfono móvil de conductor por si hay algún problema.
En mi minibús solamente había chicos eslovenos, que hablaban con el conductor como si fuese su mejor amigo.
Alojamiento
Cuando llegué a Liubliana, me estaban esperando unos amigos con coche.
Vamos a cenar y a tomar unas cervezas aunque yo estaba reventada, por esa estúpida manía de reventar a la gente cuando ya está más que reventada.
Llegamos al hotel Dic a las 3 a.m. y el recepcionista estaba un poco en la parra. Yo ya había escrito dos emails a la página web diciendo que iba a llegar por esas fechas, y mi amigo había anunciado en recepción también mi llegada. Pero por lo visto no se habían dados por enterados.
La verdad es que estaba todo el hotel petado de estudiantes que habían venido a hacer los cursos de verano de la universidad, y había muy buen ambiente estudiantil y fiestero.
El tío me dio la habitación casi haciéndome un favor y encima en la 5. ª planta, imagínate el coñazo para subir, y con buhardilla, por lo tanto era una habitación súper calurosa y con una porquería de ventana que no se podía ni abrir del todo, así que tocaba asarse y además comerse todos los mosquitos del mundo aunque mejor dicho fueron ellos los que me comieron viva a mí.
La habitación me costaba 14,63 € por noche.
Atractivos de Liubliana
El centro urbano está muy animado en verano, por el día y por la noche (la ciudad tiene una interesante vida nocturna). Se puede callejear de una punta a otra de la ciudad muy rápidamente.
Hay un rollo un poco hippie en la ciudad, que se percibe en cómo viste la gente, algunas tiendas, la gente que encuentras de repente tocando conciertos improvisados…
El barrio de Metelkova es la zona hippie de la ciudad, pero también es un sitio cultural y artístico, con una propuesta de actividades variada, como se ve en su web en inglés y en esloveno.
Originalmente un cuartel en la guerra de Yugoslavia, al terminar la guerra fue «okupado» (siguiendo los mismos pasos que Christiania, en Copenhague) y reconvertido por organizaciones pacifistas en lo que hoy día es, un auténtico museo urbano underground. Las fachadas de los edificios están recubiertas de objetos cerámicos (mosaicos, platos, tazas…), piezas de metal y otros elementos aleatorios como trozos de muñecos, esculturas adosadas, piedrecitas, interruptores…
Hay galerías de arte y algunos bares hippies como el Jalla Jalla, en donde se puede fumar (y no solo cigarros) alegremente. Las celdas del cuartel fueron reconvertidas en un hostel, el Celica, un sitio curioso para el que le interese la experiencia de dormir en una cárcel.
Al contrario que Christiania, Metelkova no se declara «ciudad libre» ni trata de retar a las autoridades eslovenas, y como su imagen se basa en su actividad artística y no en el drogueteo exacerbado, no corre el peligro de convertirse en el área chunga que es actualmente Christiania.
El parque Tivoli, no tiene mucho de especial, pero es un buen sitio para ir a leer un libro en paz. Tiene una zona de descanso con tumbonas y estanterías al aire libre para compartir libros gratis.
Subir hasta el castillo andando merece la pena por las vistas, pero arriba te encuentras con un sitio súper turístico y caro.
En verano hacía un calor impresionante y me gasté un dineral simplemente en limonadas, granizados y agua.
Lo más característico de la ciudad es el puente de los dragones, Zmajski most. En pleno centro de la ciudad hay otro tri-puente, el Tromostovje, y justo enfrente está la Iglesia Franciscana de la Anunciación, con su característica fachada roja. En mitad de esta plaza hay un punto sobre el que permanentemente llueve, desde un cable casi invisible que cuelga sobre la plaza.
Justo al lado del puente de los dragones está la catedral y el mercado central, en el que encontré un montón de puestecillos de comidas internacionales.
Subida a Alemania
La subida de Eslovenia a Alemania en coche es super bonita porque vas pasando por toda Austria. Llegando a Salzburgo pudimos ver el bonito castillo de Hohenwerfen en lo alto de las montañas.
Para salir de Eslovenia, había quedado con un Blablacar para ir hasta Núremberg.
El problema era que el conductor no tenía internet cuando llegó a Liubliana desde Croacia. Fuera llovía y el tío no venía. Me había dicho que seguramente se retrasaría por el tráfico y que le esperara dentro del hotel hasta que me avisará de que estaba llegando.
Al llegar el tío pasó la mítica de que no me encontraba, y como no tenía teléfono, no le quedó otro remedio que meterse en todos los hostales cerca del punto de quedada para buscarme (la zona es un complejo de varios edificios que son hostales-residencia de estudiantes). Verdad es que un poco más y no me embarco en este Blablacar.
El tío me cobró 28 € por el viaje. Tenía pinta un poco rara y viajaba con su mujer. Hablaba alemán un poco mal y también inglés, pero era croata. El coche era un BMW y no se les veía pobres pues tenían teléfonos bastante caros, pero el tío llevaba todo un cuaderno para el Blablacar, con un montón de ciudades y de gente posible a la que recoger junto con el precio que podía cobrarle. No sé yo si sería uno de estos tíos que se dedica a hacer negocio con el Blablacar, y que queda con todo el mundo con tal de que si uno le falla, poder quedarse con otro.
El Blablacar se puede pagar en mano o bien pagar con tarjeta antes y reservar tu plaza, y Blablacar te congela ese dinero y solamente te lo cobra una vez ha terminado el viaje y confirmas que has llegado bien a tu destino.