Múnich, más allá del Oktoberfest

 

Artículo en construcción.

Campo de concentración de Dachau

 

Venir aquí desde Augsburg

Si eres una sola persona y tienes la Bahncard50, el viaje de ida y vuelta hasta aquí el mismo día te sale más barato que el Bayern-ticket (16 € en total, y el Bayern-ticket 23 €).
El trayecto desde Augsburg hasta Dachau pasa por la Hauptbahnhof de Múnich. Esto evita tener que comprar un ticket específico para el transporte público de Múnich, que es carísimo. Cuando compras un ticket desde una máquina de la estación, aunque te pida que digas las horas exactas a las que vas a moverte, realmente no estás obligado a viajar a esas horas únicamente. Puedes viajar cuando quieras en esa misma dirección siempre que tomes el tipo de trenes por los que has pagado el precio inicial. Por ejemplo si tu ticket valía 8 €, puedes tomar todos los trenes en esa misma dirección cuyo billete valga 8 €, pero no los que valgan 12 € (en mi caso,  había pagado por un tren RB pero luego cogí el S-Bahn para ir a Dachau y era perfectamente válido). Pero si es el caso que quisieras coger un tren más caro, como un EC o ICE, también puedes cambiar tu billete en una de las oficinas, pagando la diferencia, siempre que sea para el mismo día.

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Llegar al campo de concentración desde la estación de Dachau

El bus desde la calle al lado de la estación, Frühlingstrasse, hasta el Gedenkstätte cuesta 1,4 € el viaje único (o gratis si llevas el Bayern-ticket) y te ahorra 40 min de camino andando. Este bus tarda unos 10 minutos.

Precio: la entrada es obviamente gratuita y el parking de al lado cuesta 3 €. Está abierto de 9 a.m a 17:00 p.m. Las audioguías sí valen 3,5 €.

 

El triste ambiente de un campo de concentración

Los campos de concentración no entran dentro de mi ideal de turismo en Alemania y hasta ahora no había visitado ninguno. Pero en uno de mis viajes a Múnich tenía tiempo para hacer algo más y finalmente elegí venir aquí.
No me gusta ver estas cosas porque siempre lo he visto un poco como un turismo del morbo. Los campos de concentración son unos espacios amplios y fríos, feos, la naturaleza alrededor da la impresión de ser estéril, el alambrado que los rodea no invita a visitarlos.
Lo que más inquieta de estos edificios es imaginarse lo que pasó en ellos. Imaginar que gente durmió en estas barracas apelotonados, que usaban estos aseos insalubres, que eran gaseados en ese lúgubre edificio apartado del resto que es el crematorio.

La infame habitación que pretendía simular una ducha comunitaria no es tan grande. La sensación que da es de claustrofobia, por su techo tan bajo. Un mísero lugar para ser asesinado.

Dachau Camp

No me imagino lo horrible que tenía que ser el invierno aquí. Yo con mi abrigo tengo un frío atroz todavía, y a ellos los tenían cubiertos con esos pijamas nada más…

El lugar entero se ha convertido en un monumento a las víctimas, y se pueden ver ofrendas de flores en muchos de sus rincones, que continuamente son reemplazadas por otras nuevas.

Hay varios paneles con información en inglés, francés, ruso, español, hebreo… Y también escalofriantes fotos que muestran cómo era la vida allí, y también cómo dejaba la vida allí a los pobres a los que el destino había empujado hasta aquí, como pobres almas enfermas y escuálidas, abusadas hasta la extenuación por la más detestable crueldad humana. Principalmente han sido las asociaciones judías del país las que se han encargado de diseñar y erigir los monumentos para los muertos en esta zona, con el apoyo financiero del gobierno de Baviera.

Aquí dejo la página web del lugar. Mi sugerencia sigue siendo que viajes a sitios más bonitos en Alemania y que dejes esta clase de sitios a las personas que realmente les interese la historia de los crímenes del nacionalsocialismo, a los que tengan alguna conexión con el holocausto judío o a los que quieran venir realmente a rendir homenaje a los muertos, y no a hacerse fotos morbosas con el entorno.

Dachau

Desfile de Krampus en Múnich (principios de diciembre)

Desde la estación se puede ir andando a Marienplatz, a 15 minutos. Los primeros días de diciembre se celebran las carreras y desfiles de Krampus o Perchten. Ya expliqué lo que eran estos malvados personajes del folklore alpino en mi entrada sobre Salzburgo.

Lo malo es que el evento en Múnich estaba saturadasímo de gente. Desde las 16:00 estaban ahí los Krampus, ondeando sus cencerros, intentando dar vueltas por la plaza a pesar de estar tan rodeados por la turba de gente. Había bastantes policías de seguridad bien armados dando vueltas también.

Estos Krampus están bastante activos y atacan frecuentemente… a mí me atacó uno, aunque no era un Krampus, sino un Knecht Ruprecht. Se me acercó lenta y amenazantemente y de repente empezó a despeinarme el pelo hasta que me quité. Y les da igual hacer lo mismo con chicas, señoras mayores o niños. Aunque parece que a los hombres no les atacan.

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En la cabeza de la procesión va el San Nikolaus (solo uno) y después los Knecht Ruprecht, varios de ellos, aunque menos en número que los Krampus. Los Ruprecht son los ayudantes de San Nicolás, aunque con más mala leche que él. Llevan pinta de ermitaños, bastones y caras con frondosas barbas bajo las que no se les ve ni los ojos. San Nicolás es un santo en el que se basó Coca-Cola para crear el personaje de Santa Claus, aunque realmente en Alemania es más común que quien traiga los regalos sea el niño Jesús.

Los Krampus tienen rostros demoníacos variados y cuernos enormes, van saltando y agitando sus cencerros, también pueden llevar palos, látigos y escobas y atacan mucho más a la gente. Los niños lo estaban viviendo, pegando gritos a cada rato.