Estocolmo / Stockholm se hace llamar «la capital de Escandinavia». Puede sonar un poco pretencioso pero de hecho es el país más grande y con más población. Hellsinki y Oslo son más pequeñas. Es una ciudad encantadora, al menos en la parte del centro antiguo. Todo parece estar bien dispuesto alrededor de la bahía, y aunque puede resultar un poco pesado tener que cruzar los puentes para ir de isla en isla, en realidad no es tan lejos.
Tiempo: En febrero nosotros estuvimos con nieve y una temperatura media de -1° C y vale que hacía frío pero lo aguantamos.
Gastos
En Suecia la equivalencia de la moneda era más o menos 1 € = 10 coronas suecas (SEK).
El cambio de divisa es más barato en el aeropuerto que en el centro urbano, no sé si habrá alguna manera de sacar dinero sin comisiones, pero a nosotros por sacar 150 € se quedaron con unos 10 € de comisión.
En total la estancia de un día y medio en Estocolmo, incluyendo vuelo desde Copenhague (20 €), bus desde el aeropuerto a la ciudad (30 €), hotel (24 €), entradas a museos (24 €), cafés (20 € lol), comidas (39 €) y otros, me ha salido por 167 € el viaje.
Para ahorrar, pagamos solo una noche y la otra noche la pasamos en vela, ya que el bus salía a las 3:30, llegaba al aeropuerto de Skavsta a las 4:50 y el avión salía a las 7:15. Con el rollo llegamos a Copenhague de vuelta a las 9:30.
Aeropuerto de Skavsta
Hay que tener muy en cuenta que las compañías Low Cost como Ryanair o Wizzair operan desde Skavsta, que está a 100 km de Estocolmo, así que hay que pagar 30 € (para un viaje de ida y vuelta) por el bus de la compañía Flygbussarna.
Los tickets de esta compañía no tienen días fijos, sino que se pueden usar cuando se quiera dentro del plazo de un año. Hay que vigilar los horarios con el avión, el autobús tarda 1 hora y media. Además de este, hay otros dos aeropuertos para ir a Estocolmo.
Hotel Af Chapman
Nuestro hotel, tengo que decir que fue una gran opción. Estuvimos en Af Chapman pero no en el barco, sino en el edificio. La habitación para dos personas privada por un día nos costó en total 44 €, más 5 € que tuvo que pagar mi amigo por no ser socio de los albergues intencionales International Hostel. La verdad es que estos hoteles tienen opciones temáticas muy interesantes. Yo ya me había quedado en un castillo por otros veintipocos euros cuando paré en Bacharach de camino a Colonia.
Estuvimos en la habitación número 1 para dos personas. Tenía una vista directa al barco Chafman, preciosa tanto por la noche como por el día.
También es posible quedarse a dormir en el barco pero creo que es peor porque en Tripadvisor leí que las ventanillas eran tipo camarote y no se tiene una vista amplia de la bahía. De todos modos en el barco puede entrar cualquiera para otear, aunque la puerta esté cerrada y sea por la noche, se puede abrir y entrar sin más.
El hotel también incluye toallas, edredón y sábanas gratis, lo que es importante ya que no todos los hoteles de Estocolmo lo ofrecen. La recepción está también las 24 horas y se puede dejar los bultos en unas cajas de seguridad por 10 SEK (1 €).
En el cuarto teníamos grifo propio y las duchas y baños eran compartidos pero estaban limpios. La habitación era un poco antigua y por la noche varios huéspedes se quejaron de que habían pasado un poco de frío porque la calefacción no tiraba fuerte, un aspecto a tener en cuenta. Yo dormí con leotardos y camiseta larga, así que no lo noté tanto.
El hotel también tiene dos o tres ordenadores para conectarse a Internet y wifi que va bien. No había mucha gente siendo mediados de febrero.
Af Chapman está en la misma isla (Skeppsholmen) que el Museo de Arte Moderno (Moderna Museet) y se puede dar una vuelta rápida alrededor para ver vistas muy bonitas.
Isla de Djugarden
Isla donde están la mayoría de las atracciones para niños, el museo Abba y el barco Vasa. Se puede ir a pie desde el centro urbano.
Museo Vasa
El Museo del barco Vasa (Vasa Museet) cuesta 13 € y 10 € si eres estudiante. Abre de 10 a 17. Es altamente recomendable, fue lo que más me gustó de Estocolmo.
El Vasa puede considerarse uno de los mayores fails en diseño de barcos del Renacimiento. Es un barco de guerra financiado por la corona sueca y construido con un equipo internacional tras 2 años de trabajo, que se hundió en su primera travesía a los 20 minutos de zarpar, en el mismo puerto de Estocolmo. 13 personas murieron.
Aunque intentaron reflotarlo, no fue posible, y el barco estuvo hundido en la misma posición del río por 333 años, desde 1628, hasta que por fin tuvieron la suficiente tecnología para sacarlo, y un investigador amateur quiso tomarse la molestia de localizar de nuevo el barco y ordenar toda la operación. Los barcos de rescate tenían nombres de dioses mitológicos como Freya, Odín, Sleipnir…
El barco se ha podido conservar muy bien gracias a que las aguas del Báltico no son tan saladas como las del Mediterráneo, y no consumen tanto la madera, en el museo se pueden ver ejemplos de los efectos de dichas aguas en la madera. El barco de todos modos no va a durar para siempre. Nada más sacarlo del mar tuvieron que rociarlo con un producto especial para que la madera no se secara, también tienen que estar restaurándolo cada cierto tiempo, de hecho siempre hay gente trabajando en el barco allí mismo entre todos los turistas, con labores técnicas sustituyendo algún remache o trabajando con el ordenador ahí mismo.
En el museo también se pueden ver vídeos en inglés y español de toda la historia del barco, y hay una guía de 25 minutos en inglés o sueco, o si se prefiere, también es posible descargarse un mp3 con toda información.
Seguramente ya habrán recuperado toda la inversión que perdió la corona sueca con este barco, con el millón y medio de turistas que visitan por año el barco.
El museo incluye una exposición con vídeos sobre la vida en el siglo XVI en otros países, una maqueta en color de cómo era el barco en la época, una maqueta de la construcción de un barco en el Estocolmo antiguo, etc…
Skansen
Cerca del Museo Vasa está Skansen. Este parque temático cuesta 10 € y no tiene descuentos para estudiantes.
Skansen en invierno es un poco deprimente, además no todas las atracciones y edificios están abiertos. No había nadie y hacía mucho frío.
Es un pueblo que recrea la vida en Escandinavia y tiene muchas casitas rojas y blancas, pero en general parece todo hecho para los niños más bien. Se supone que deberíamos haber encontrado a los empleados haciendo como si fueran los habitantes trabajando en sus profesiones tradicionales (carpinteros, mecánicos, pescadores…), pero como digo no había casi nadie. Sólo entré en la Iglesia y el cura me quería empezar a soltar un rollo sobre el cristianismo en Suecia, pero salí pitando.
Hay un zoológico con jabalíes, focas, caballos, linces y osos. Se puede ver cómo el cuidador alimenta a las focas y las estúpidas gaviotas intentan robarles la comida.
Tomamos un mini café por 6 € (timo) en una acogedora casita muy pequeña llamada Petissan, donde también sirven pasteles y bollos.
Junibacken
Al Museo o parque de Pippi Langstrumpf (Pipi Calzaslargas) en Junibacken al final no entramos porque mi amigo se echó para atrás al ver tanto carricoche de bebé aparcado en la puerta. La costumbre en Escandinavia, por cierto, es dejar a los bebés en la calle tomando el fresco aunque haga temperaturas bajo cero, para que se vayan adaptando y fortaleciendo abre el clima. Parecía un sitio para niños muy pequeños. No es solo de Pipi, sino también de otras obras de Astrid Lindgren.
Centro urbano de Estocolmo
Se puede ver la Norrmalmstorg, la plaza donde ocurrió el famoso secuestro que dio lugar al síndrome de Estocolmo.
Al lado de la estación de tren está el ayuntamiento, que tiene una sala dorada como en Augsburg.
Por la noche nos dimos una vuelta por el centro y nos sorprendimos de la animada vida nocturna de la ciudad, hay muchas cafeterías y los sitios para cenar estaban llenos. Los precios no son tan caros como en Copenhague, se pueden asumir.
En Estocolmo se puede ver un poco de la aurora boreal a media noche.
Intentamos ver algo del arte urbano que según decían estaba en las estaciones de metro como Kungsträdgården u otras más lejanas como Thorildsplan o Hallonbergen. Pero la parte artística en Kungsträdgården se ve que está después de pasar el billete del metro, así que decidimos no pagarlo.
Supermercados: pasamos por un supermercado Consum (nos resultó difícil encontrar un supermercado en el centro) y los precios eran caros. Un Redbull (2,5 €), unas galletas Magabou (típicas suecas, como las Chips Ahoy pero un poco más duras y con chocolate y caramelo) y una ensalada que te puedes servir ahí mismo y que pagas al peso costaron 14 € en total.
Restaurante: cenamos en un Buffet mongol llamdo “Mongolian Barbeque” en la calle Vasagatan, que ofrecía dos menús: uno mongol con todo tipo de carnes crudas para hacer a la plancha, por unas 185 coronas, y otro chino con los platos típicos chinos + sushi, por unas 156 coronas, todo eso sin contar bebida. Fue buena idea ir aquí aunque solo sea para comer el rico sushi de salmón. También tienen mejillones en salsa de ostra, y postres como helado de mango o de coco.
Gamla Stan, casco histórico
El casco histórico Gamla Stan (con edificios de los siglos XVII y XVIII) está en la isla donde está el Palacio real, justo detrás de él.
Esta isla merece recorrerse en todas sus callejuelas y esto se hace rápido. Se pueden encontrar detalles como la calle del verdugo (Prästgatan) donde vivía el ejecutor del pueblo, aunque no tiene nada que recuerde a esos tiempos tan oscuros.
También en esta isla está la Iglesia más vieja de Estocolmo, del 1300, Riddarholmskyrkan, y el Museo de los premios Nobel, en una bonita plaza con emblemáticos edificios de color rojo y amarillo.
Te sorprenderá ver la enorme cantidad de restaurantes rollo español en esta isla (carísimos, claro), parece que en esta ciudad el rollo tapas o pseudotapas está de moda.
Nosotros queríamos encontrar algo típico sueco y preguntamos a una alemana que nos encontramos por ahí pero no nos ayudó mucho, no encontramos los supuestos sitios vikingos de los que nos habló.
**Muchas de las ideas que pongo aquí las he sacado de unas mini tarjetas que estaban para coger gratis en el hotel, pero también se pueden ver en la app de Minicards.
A las 18 pasamos por un Espressohouse, que están desperdigados por todo Estocolmo, y tomo un Belgisk Mörk Mocka Latte, un café con nata y chocolate belga bastante grande por 52 coronas. Un poco caro pero estaba bueno.
En esta zona uno puede colarse en los Collector’s Hotel (Lady Hamilton, Victory Hotel y Lord Nelson) como si fuera un cliente y refugiarse un poco del frío en sus acogedoras recepciones a la vez que ve las colecciones de objetos náuticos (cuadros, miniaturas de barcos, mobiliario de la época victoriana, cofres del tesoro…). Esos hoteles son un poco caros si uno se quiere hospedar en ellos, pero con un poco de jeta y aunque sean pequeñitos se puede pasar dentro haciéndote pasar por cliente y ver los objetos expuestos.
Elevador Katarina
Al sur de Gamla Stan se puede ver el ¿atardecer? sobre la ciudad desde el elevador Katarina. Desde esa isla hay vistas bonitas de la bahía que se pueden ver dando un estupendo paseo desde la colina Skinnarviksberget al este hasta Klockstapelsbacken al oeste, pasando por el museo de Fotografía.
Una recomendación fílmica
Una serie que ha dado bastante popularidad a Estocolmo es la trilogía de libros Millennium, que también tienen sus películas tanto en versión norteamericana como suecas.
No se aprende nada de la historia de Estocolmo viendo estos thriller, pero es algo muy conocido aquí. No desvelo nada de la trama o de los personajes para no irritar a nadie.
La primera película, Los hombres que no amaban a las mujeres, en la versión sueca, es del año 2009. La versión americana con Daniel Craig es del 2011. Después de ver ambas, creo que está mucho mejor la versión sueca, sin duda. La americana se empeña en crear una imagen de Estocolmo helada y neblinosa, y la sueca también ofrece esa visión, pero no tiene reparos en mostrar escenas con sol también, y consigue la atmósfera oscura por sus propios medios.