Caminata por toda la ciudad de Cassel (Kassel)
Este viaje lo quería haber combinado con el castillo de Wartburg y con Erfurt, pero al final la lluvia me hizo cancelar planes y no salió tan divertido como esperaba.
Kassel es una ciudad que fue completamente destruida en la Segunda Guerra Mundial, así que se ve que pensaron que ya que tenían que reconstruir, podían hacerlo a lo grande.
La ciudad en sí da esa sensación también. Las avenidas, las estaciones de tren y los dos parques que visito son enormes (viven 200 000 habitantes aquí).
Es una ciudad un poco sosa, aunque con un punto interesante de ver, Wilhelmshöhe. En esta alta colina hay un bosque muy extenso y algunos juegos con agua, aunque lo malo es que muchas de estas cascadas aún no están terminadas. También hay un castillo, el Löwenburg, pero no es una obra de una época muy antigua, sino un castillo de finales del s.XVIII, que tuvo que ser reconstruido tras los bombardeos de la 2.ª Guerra Mundial.
Viaje a Kassel
Ruta de ida: 7:30 Augsburg -> 10:48 Kassel Hbf en ICE por 29 € (3 horas)
Ruta de vuelta: 19:15 Kassel-Wilhelmshöhe ->Fulda -> Ingolstadt -> 23:00 Augsburg (2 intercambios) en ICE por 29 € (4 horas)
Precio: este precio de 29 € en trenes ICE es una oferta o Sparpreis, que no está siempre, hay que comprar los billetes con antelación de 2 semanas. Este tren puede llegar a costar más de 70 € ida y vuelta. También puede encontrarse por 19 € con mucha suerte.
Desde Augsburg a Kassel la opción de ir con el ticket Quer-durch-Deutschland por 44 € no era viable, porque tardas 7 horas al no poder coger trenes ICE (que tardan 3 o 4 horas).
Cuidado con la Hbf que los andenes son un poco liosos y hay que dar vuelta para pasarse de uno a otro.
Intercambios de tren muy justitos
A la vuelta, me la estaba jugando un poco porque los intercambios en Fulda y Ingolstadt tenían muy pocos minutos para hacer el cambio. Con un poco de retraso en los trenes, podía perder mi oportunidad de llegar a Augsburg porque ya no había más trenes.
Esto es lo que una piensa de primeras pero… qué va, para nada. Todo lo contrario, el retraso juega a mi favor, ya que es una excusa para tomar un tren mejor, que llega media hora antes. Cambiar de tren si ves que vas a llegar con retraso para pillar otro está permitido y no hay que pagar ningún suplemento. Lo he comprobado preguntando a los revisores.
Staatspark de Kassel
El Staatpark o Karlsaue Park es una zona ajardinada con arroyos muy bonita y super amplia. El río Fulda crea unas islas y lagos, y al este hay una zona con mini playitas para el verano.
Al sur del parque hay una Blumeninsel (‘isla de las flores’), pero cobran entrada de 3 € (2 € para estudiantes).
Veo muchos patos que acaban de criar y van con sus patitos espeluchaos detrás, también algunos cisnes. Enfrente de esta isla hay otra isla llamada Schwaneninsel (‘isla de los cisnes’), a la que no se puede acceder como no sea nadando.
Sigo el río hacia el oeste, pasando por el Auestadion, la Boserstraße y el parque Schönfeld. Aquí hay un estanque llamado Klangpfad (‘el estanque de los sonidos’), hay un mini escenario para conciertos y un monumento urbano hecho con troncos que simboliza un xilófono. El jardín botánico también está aquí, sobre una colina.
Wilhelmshöhe
Después de una hora andando desde Klangpfad llego a la Wilhelmshöher Allee, una avenida muy larga que sube hasta el superparque, con la torre de Hércules que ya se divisa en la distancia.
Es interesante observar cómo vamos a ir hasta ese punto, y cuando estemos arriba, podremos ver esta avenida por la que estamos yendo ahora. Se tarda una hora y media en bajar tranquilamente, así que en subir imagina cuánto más.
En la Wilhelmshöher Allee, tomo un café en una cafetería llamada Streiter especializada en postres dulcísimos. Cuando termino mi Moccacino, ¡horror! La maldita cafetería no tiene baño… y me parece indignante. Por suerte el parque Wilhelmshöhe, veinte minutos más adelante, está lleno de baños gratuitos.
En el parque podemos echar 4 horas perfectamente o más. Es todo una cuesta arriba hasta llegar a la torre de Hércules, aunque también hay algunas subidas y bajadas por el camino, así que terminas haciendo bastante ejercicio.
Cuando yo fui el parque estaba en obras todavía y muchos lagos o corrientes de agua estaban a medio construir. La torre de Hércules también estaba en obras, y en general el parque no estará completo hasta el 2018. La idea es crear juegos de agua que vayan bajando desde la cima, y que a determinadas horas haya eventos especiales con el agua. Según ponía, sería los lunes y los miércoles a las 14:30, de mayo a octubre. Ver información aquí.
Como el sitio es tan grande, hay mapas a cada tramo indicando dónde estamos, además de que cada mapa va cubriendo una zona en concreto, pero no te lo muestra todo porque no cabe.
Hay muchos puntos pequeños para visitar, aunque no todos son interesantes, recomiendo ir sobre todo al acueducto, al Löwenburg, al Teufelsbrücke (‘puente del infierno’), a la cascada Steinhöfer (cuando yo estuve estaba apagada pero ponía que entre septiembre 2016 y junio 2017 la encenderían) y pasar el sufrimiento de la torre de Hércules. Además hay una pequeña pagoda, varios kioskos, lagos, arroyos, cascaditas pequeñas y otras grandes, una isla de rosas (pero no florecen todo el año), un invernadero, grutas…
El Schloß es de los edificios con el que más pronto tropezamos. Es un museo de arte barroco por dentro. Ya empezamos a ver a las típicas parejas de novios con los trajes haciéndose fotos por aquí.
El Löwenburg (‘castillo de los leones’), situado en la parte este, tiene visitas guiadas cada hora y la última es a las 16. Cuando yo fui, estaba en obras. No es un castillo medieval auténtico, conservado de épocas pasadas, es una construcción de finales del s.XVIII imitando el estilo caballeresco medieval.
Subir hasta la torre de Hércules se puede hacer pesadito para quien tenga 0 forma física. Yo tardé media hora con descansos para fotos y yendo lento. Son unos 500 peldaños que van haciendo algunos giros para no resultar monótonos, y también cuentan con muchos huecos para sentarse a cada momento, y girar la cabeza atrás para ver la gran vista. Ya se ve la Wilhelmshöherallee y la ciudad en la distancia.
Subiendo, un padre que llevaba a su hijo a coscos tropieza y por poco estampa al hijo contra un bordillo. Menos mal que el niño se agarró para no caer, pero se enfadó mucho y empezó a llorar y a decir que su padre le había dejado caer.
En la cima hay un restaurante con terraza vistosa, la estatua del Hércules y un estanque feucho. También hay carreteras por lo que deduzco que se puede subir en coche directamente hasta aquí.