La visita a Zúrich forma parte de mi ruta Zúrich-Schaffhausen–Konstanz.
Viajando a Zúrich desde Múnich
COCHE: A quien venga en coche a Suiza, cuidado con respetar los límites de velocidad. Las multas, he oído que son letales y que no se les escapa una.
¡Importante ir con el pasaporte! A mí me lo pidieron. En el bus, en los trenes y en el hotel.
BUS: Desde la estación de autobús de München-Hackerbrücker se puede ir en IC Bus hasta Zúrich Carpark Sihlquai. Son en total 5 horas de viaje (de 9:13 a 13:00) y me sale por 24€, que si lo hubiera pillado con más antelación podrían haber sido 19 € (cuesta lo mismo que el Blablacar). Pero también puede costar más caro dependiendo de la antelación con que se compre y el día.
**Al llegar a Hackerbrücker desde la estación de tren puedes despistarte un poco, pero la estación de autobús está justo pegada a la estación, bajando unas escaleras.
Ruta de cinco horas por Zúrich
Llegada a Zúrich tenía 5 horas para explorar la ciudad, antes de irme a Schaffhausen. En ningún momento fui a cambiar euros por francos porque no pensaba comprar nada.
Nada más salir de la estación central de buses encuentro el Landesmuseum (Museo Nacional) que hoy tenía una exposición sobre Conrad Gessner, un naturalista suizo del Renacimiento. El edificio es todo un palacio muy bonito.
Podía seguir rodeando la estación de trenes y meterme por la Bahnhofstraße, pero decidí dejarlo para el final y tomé el puente de la estación para ir a la parada central de tranvías.
Algo que llama la atención de esta ciudad son sus tranvías, tan estrechitos, que llevan recorriendo la ciudad bastantes años y siguen manteniendo ese aspecto aviejado, para recordarnos que la ciudad fue pionera en el uso de este transporte hace un siglo.
Lo primero que hago es subir hasta la Universidad de Zúrich. Se puede ir andando, unos 10 minutos cuesta arriba, aunque también hay teleférico o Polybahn que se coge enfrente de la central de tranvías y atraviesa túneles entre los edificios.
Zúrich tiene un mirador impresionante enfrente del ETH Zentrum, la Polyterrase.
En la uni de Zúrich se puede entrar a cotillear y ver que todo es muy moderno, y muy internacional. En esta Universidad han estudiado varios premios Nobel y el mismísimo Einstein (aunque se cuenta que suspendió algún que otro examen).
Bajamos la Rämistrasse y justo al llegar a la bifurcación con Hirschengraben hay unas escaleras al este, que llevan a otro parque, y a un mini mirador que no merece ya tanto la pena.
Bajamos hasta Bellevue, de nuevo frente al río Limago, que desemboca en el lago Zúrich, y ya podemos pasearnos por aquí.
Era un día poco habitual para Zúrich, hacía un calor abrasante, casi 30 grados y todo el mundo estaba descansando junto al lago.
En la parte más baja de este paseo ya empezamos a encontrar zonas con hierba donde la gente toma el sol. En este punto sur está también la casa de Le Corbusier, un museo de arte dedicado al arquitecto. Hay unos baños públicos cerca, aunque los primeros son de pago, los de cerca de la casa Corbusier no.
Llega la hora de seguir el río Limago hacia el norte, que es más interesante. Seguimos Limmatquai y vemos la Helmhaus, el Rathaus… Al otro lado está también la bonita Paradeplatz. Toda esta zona es para perderse unas horas callejeando.
Encuentro el famoso Cabaret Voltaire (cuna del movimiento artístico Dadá, hoy convertido en tienda) y la famosa Bodega Española (bar castizo más antiguo de Zúrich) en la Münstergasse, que conecta con la Niederhofstrasse.
Justo al sur de esta calle está el Münster, que es muy austero por dentro y no permite fotos, pero es curioso ver algunos de sus ventanales con motivos surrealistas. Grossmünster no es una catedral porque nunca ha tenido obispo.
La calle más pija de Zúrich, y la 6. ª calle comercial más cara del mundo es la Bahnhofstrasse, que llega hasta la estación. Interesante ver cómo todo está lleno de banderitas de Suiza, aquí son muy patriotas y les encantan los productos nacionales.
Aquí hay una joyería en la que trabaja una mujer española que ha salido varias veces en los programas de Españoles por el mundo. La tienda vende joyas y relojes prohibitivos principalmente a gente poderosa y famosa. Hay un pedrolo dorado enfrente de la tienda, que nadie sabe que el motivo de que esté ahí, es parar los posibles alucinajes contra la tienda.
Siguiendo una paralela a la Bahnhofstrasse, se puede subir por la Fortunastrasse hasta el mirador de Linderhof, uno de los puntos imprescindibles de Zúrich.